¿Cuáles fuentes de financiación te convienen: recursos propios o externos?

Elegir las fuentes de financiación adecuadas se convierte en un factor crítico para el crecimiento y adaptación de tu empresa. Especialmente para expandirse y prosperar en el competitivo entorno empresarial. Explora las opciones de financiamiento disponibles y analiza cuál de ellas podría ser la más beneficiosa para tu negocio: ¿deberías optar por recursos propios o recurrir a fuentes de financiación externas? ¡Sigue leyendo!

¿Qué es y cuáles son las dos formas del financiamiento interno?

Dentro de las fuentes de financiación para sostener el funcionamiento de tu empresa tenemos al financiamiento interno. El cual implica generar recursos propios. Siendo así, se pueden distinguir dos variantes de autofinanciamiento interno:

1. Autofinanciamiento de expansión

Este tipo de autofinanciamiento se deriva de las operaciones económicas propias de la compañía. A menudo se conoce como acumulación de activos y estas están destinadas a fortalecer la capacidad productiva de la empresa.

Dicho esto, los factores que impactan a este tipo de autofinanciamiento y, por lo tanto, al crecimiento económico de la empresa, son:

• El rendimiento de la inversión
• Los gastos por deudas
• La política de retención de ganancias
• Las obligaciones fiscales, entre otros.

2. Autofinanciamiento de preservación

Este enfoque dentro de las fuentes de financiación proviene de provisiones y depreciaciones en los activos productivos. Su objetivo radica en mantener el valor de los activos, asegurando el desarrollo continuo de la empresa y la salvaguardia de su patrimonio.

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¿Qué es la financiación externa y cuáles son sus dos variantes? 

Necesitar una financiación externa surge cuando la empresa carece de suficientes recursos financieros para mantener su operación continua. Es importante acotar que la falta de liquidez en un momento específico no implica la inviabilidad o falta de rentabilidad de la empresa. Es, más bien, una necesidad momentánea de recursos externos.

En ese sentido, se pueden identificar dos modalidades de financiación externa:

1. Orígenes de financiamiento internos

Estos recursos financieros son considerados recursos internos, dado que su reembolso no es un requisito obligatorio. A pesar de tener su origen fuera de la empresa porque no provienen de su actividad económica directa. 

Un ejemplo es la emisión de acciones por parte de los accionistas de la empresa como fuentes de financiación. 

2. Fuentes de financiación externas

También se trata de recursos financieros obtenidos de fuentes fuera de la empresa. Pero, se caracterizan por el reembolso con intereses, plazos de amortización, pagos contractuales y prioridades en situaciones de solvencia.

Dichos recursos pueden proceder de entidades bancarias, financieras o privadas. Dentro de los servicios que ofrecen estas instituciones se encuentran el arrendamiento financiero, el leasing, la financiación colectiva, el confirming, y otros.

Esta categoría abarca los instrumentos patrimoniales, donde la empresa negocia una participación residual en sus activos. También se incluyen los instrumentos de deuda. Todo a través de contratos que implican una entrega monetaria que el proveedor recibirá en un plazo fijo con un costo de interés.

Ten a la mano el resumen de ambas fuentes de financiación: 

Diferencias entre financiamiento interno y externo

Ya tienes conocimiento sobre la naturaleza de cada tipo de fuentes de financiación dentro de una empresa. Ahora, exploraremos las disparidades entre el financiamiento interno y externo. 

Para lograrlo, analizaremos los aspectos positivos y negativos asociados con cada una de estas dos fuentes de financiación.

Financiación interna

• Aspectos positivos

Dentro de esta categoría de fuentes de financiación, no es necesario obtener aprobación externa. Esto otorga mayor autonomía y rapidez en la toma de decisiones debido a la ausencia de requisitos de garantía o avales. No obstante, siempre es prudente realizar una evaluación secundaria de la rentabilidad de la inversión.

Dado que estos recursos son internos, esta forma de financiamiento no conlleva reciprocidad, desembolso ni interés hacia ninguna otra organización. Esto conduce a una mayor rentabilidad al reducir los costos financieros, bancarios y administrativos.

• Aspectos negativos

Optar por el financiamiento interno en ocasiones resulta en la disminución de los recursos propios. Dejándolos no disponibles para abordar desafíos a corto plazo.

También debes considerar los costos de oportunidad asociados con el uso de los recursos de la empresa como fuentes de financiación. Es imperativo evaluar las ramificaciones tanto a corto como a largo plazo. Encontrar un equilibrio entre la liquidez y la rentabilidad de nuestras actividades económicas es clave. 

Financiación externa

• Aspectos positivos

Las fuentes de financiación externas son bastante comunes. Dado que las empresas no siempre cuentan con recursos internos suficientes para respaldar sus proyectos.

Las entidades de financiamiento externo a menudo resultan valiosas al ofrecer una perspectiva fresca. Especialmente sobre la rentabilidad y las oportunidades presentadas por la financiación de proyectos. Además, son eficientes debido a su naturaleza imparcial e independiente.

• Aspectos negativos

Un inconveniente de estas fuentes de financiación es el costo asociado. Por lo tanto, es crucial ponderar la relación costo-beneficio, junto con evaluar los rendimientos financieros de la financiación.

Delegar la financiación de proyectos a otra organización no necesariamente implica una mayor dependencia en la toma de decisiones. Por otro lado, sí requiere más tiempo debido a los procedimientos técnicos y legales inherentes a tales operaciones.

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Qué fuente de financiación elegir: ¿recursos propios o externos? 

Al momento de tomar decisiones financieras, emerge la imperiosa necesidad de hacer un análisis exhaustivo de la economía empresarial. Dicha evaluación permite valorar con precisión las ventajas y desafíos inherentes a cada una de las posibles fuentes de financiación.

En este sentido: es fundamental saber que no existen fórmulas maestras universales. En su lugar, debes comprender que las distintas fuentes de financiación encuentran su óptimo despliegue en momentos concretos. Siempre relacionados con la posición de la empresa. 

Esta noción adquiere un matiz crucial, pues, puedes optar por una solución alternativa, sólida y razonable: la convergencia de recursos. A través de esta unión, nace un enfoque que armoniza dos fuerzas aparentemente dispares: 

• Al adoptar esta estrategia, logras eludir el riesgo inherente de un agotamiento prematuro de los recursos internos. 
• Asimismo, consigues eludir la vulnerabilidad de depender absolutamente de una financiación externa. 

La aplicación de esta estrategia de convergencia no solo resguarda el equilibrio financiero de la empresa. También, establece un cimiento sólido para su desarrollo sostenible. 

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La elección entre recursos propios y externos como fuentes de financiación es un paso crucial en la senda del crecimiento empresarial. La comprensión detallada de sus ventajas y desafíos te proporcionará la guía necesaria para tomar decisiones exitosas.

¿Estás listo para dar el siguiente paso en tu estrategia financiera? Considera buscar una asesoría contable que complemente tu enfoque de crecimiento. También, si estás en las primeras etapas, ¡crea tu empresa con nosotros! Establece un sólido fundamento para tu éxito empresarial.